1 feb 2010

Una Persona A la Vez

UNA PERSONA A LA VEZ.

¿Cuántas veces hemos estado tan ensimismados en nuestros problemas que no somos capaces de voltear, y ver que el de al lado tiene más de qué preocuparse, y sin embargo mantiene espíritu?....

Traté de dar este mensaje a mis compañeros de clase, espero haber tenido éxito. Imaginen lo siguiente: Sólo en el caso de mi salón de Comunicación Oral, 30 personas aproximadamente, si todos nos tomáramos el tiempo de ayudar a una persona por día, en 30 días que tiene un mes promedio, son 900 personas que han sido ayudadas, multipliquen esto ahora por todos a los que podemos hacer llegar este mensaje. Esta iniciativa no debe costar necesariamente ayuda monetaria, no se debe limitar a pensar que el dinero es la única ayuda, sino más bien la más fácil. El tener educación, el ser cortés, el ofrecer ayuda sin que sea pedida, el tomar en cuenta al de al lado para hacerlo sentir que está siendo considerado y que él también cuenta, el prestar tu tiempo de forma desinteresada, el hacer sonreír a alguien que se encuentre cabizbajo, o simplemente el dar a entender que el día puede ser mejor de lo que ya es con una actitud animada puede ser considerado una ayuda.

Lamentablemente, en la sociedad actual existe cada vez más un decaimiento de valores, donde ya el éxito no se mide por cuántas vidas has marcado positivamente, a cuantos has sido capaz de ayudar, por tu nivel de satisfacción personal… Sino más bien, a que tan grande es tu cuenta bancaria, y cuantos bienes poseemos. Mira ahora a tu alrededor, ¿Qué ves?, ¿ves miseria, hambre, calle, dolor?.... ¿O ves la comodidad de tu casa?. Así vivimos, nos encontramos tan acostumbrados a considerar todo tan imprescindible que perdemos la sencillez y la humildad que es la base de una sociedad sabia, y elementos sin los cuales no se puede vivir, tal vez sí sobrevivir, pero no saborear la vida como tal. Sólo quiero llegar a quienes lean esto, a pensar que cada vez tenemos más y pedimos sin cesar, en vez de darnos vuelta y dar una mano amiga a quienes están tan carentes de lo que nosotros estamos atiborrados. No sabemos por lo que los otros pueden estar pasando, y aún cuando alguien te muestre el ceño fruncido, tú ten la iniciativa de mostrar tus dientes, y sonríe a quien necesite. Una persona al día, no es demasiado, es más bien poco para lo que la voluntad humana es capaz de hacer. Creo firmemente en el poder del hombre, que si bien viene siendo un arma de doble filo, es de nosotros de quien depende hacia qué lado se inclina. Ayuda al que te pide limosna en el metro, sonríe a quien creas que no lo merece, di gracias, por favor, y ¿Qué puedo hacer por ti?, nunca está de más y tal vez puedas hacer una diferencia en la vida de alguien.

Di siempre tus quejas en voz baja, y tus ilusiones en voz alta. Esta frase marcó mi vida, me la hizo llegar mi papá volviendo de una charla con Roberto Canesse, una de las víctimas del avión que estrelló en Los Andes y en el cual se salvaron (después de 72 días sin comida ni agua en montañas heladas y sin ropa para frío) 16 de los 45 pasajeros que en él iban (Gran historia, aconsejo que la conozcan). No pierdan el tiempo quejándose, hagan el cambio que desean, sin esperar que éste llegue a ustedes. No esperemos hasta mañana, ayuda a alguien hoy y trabaja por lo que quieres, y pasa este mensaje a todos los que puedas… Comencemos a retomar los valores, una persona a la vez, y verás el sentimiento de satisfacción cuando logras algo positivo en alguien más.

Saludos.

Fabiola Ferrero