9 mar 2014

Personajes de Caracas: El melcochero de La Pastora

Francisco Santos: Patrimonio Cultural Viviente de Caracas


Comenzó a vender melcochas desde los doce años, cuando se escapaba del colegio para distribuirlas en las calles de La Pastora. Después de casi cuarenta años de recorrer sus esquinas, este andino proveniente de Capacho, estado Táchira, combina la tradición de la venta de sus dulces con la actuación en la ruta histórica Caminos de Libertad, actividad que realiza la Alcaldía de Caracas con fines propagandísticos


Foto de CiudadCCS


Las estrechas calles de La Pastora guardan recuerdos que bien pueden contar la historia de Caracas. En sus coloniales casas se criaron figuras como Jacinto Convit, Carlos “Morochito” Rodríguez o el rector de la Ucab, José Virtuoso, además de ser el lugar donde falleció el doctor José Gregorio Hernández. Entre sus colores y sonidos, un grito es tan conocido por sus habitantes que se presta para bromas y parodias. 

“¡Meeelcochita capachera!”, el jocoso jingle que utiliza Francisco Santos, es el timbre que anuncia la hora de salida en los colegios. “El melcochero de La Pastora”, un tachirense de 52 años y de actitud amable, suele ubicarse entre las esquinas de Toro a Amadores para vender sus dulces en las zonas escolares de esta parroquia.

Viste camisa blanca, pantalón vinotinto y un delantal gris que le cubre de posibles manchas. Usa un sombrero de paja, alpargatas y un bolso marrón tejido a mano donde guarda las ganancias del día. Tiene ojos almendrados color café, cejas caídas y un bigote tupido, pero cuidadosamente cortado que resalta su genotipo andino. Sujeta un tubo de un metro de largo donde cuelgan entre 80 y 100 melcochas que vende durante el día a doce bolívares. La esquina de Gradillas, situada en uno de los extremos de la Plaza Bolivar, es el sitio donde se ubica Francisco los martes, jueves y sábados, días en los que trabaja en la ruta histórica Caminos de Libertad. Los días restantes regresa a La Pastora para seguir vendiendo sus dulces a los habitantes del lugar.

“Mantener la tradición ha sido un reto muy grande. Yo vengo prácticamente a la ruta por mis melcochas. Como yo soy conocido en La Pastora por vender estos dulces, una muchacha de la alcaldía me llamó hace cuatro años para estar aquí y acepté”.

El día para Francisco comienza cuando muchos todavía duermen.

“Me levanto a las cuatro de la mañana mentalizado en que voy a trabajar en la ruta y a vender melcochas. Los días después de que trabajo allí yo me voy para mi Pastora. Todos los días hago lo mismo” [risas].

La melcocha, conocida en Centroamérica como alfandoque, es un pegajoso dulce elaborado a base de azúcar, mantequilla y agua, el cual los tachirenses adoptaron a su tradición sustituyendo el azúcar por papelón. Francisco es el único en la capital, y de los pocos en el país, que sigue elaborándolas según la tradición andina.

“Las hago con un caldero que tiene todos los años conmigo y es el que le da el sabor especial, donde coloco papelón, mantequilla, agua y un poquito de vainilla. Luego la extiendo en una piedra o en una pieza de mármol y las enrollo en unas paletas que luego envuelvo en papel”.

El melcochero suele hablar poco pero siempre sonríe cuando lo hace. Luego de que la Alcaldía de Caracas lo nombrara Patrimonio Cultural Viviente, decidieron incorporarlo a la ruta histórica Caminos de Libertad, un evento promovido por esta institución basado en el teatro de calle, donde la historia de Venezuela comienza con la insurrección de José Leonardo Chirinos y termina con la vuelta de Hugo Chávez al poder en abril de 2002.

“¡Yo soy el melcochero, vengo de Galipán, y traigo las melcochas que se venden como el pan!”, dice Francisco acompañado de dos personajes que simulan a los habitantes de Caracas durante la época colonial. Ante la risa de los visitantes, los personajes continúan sus actuaciones hasta que cierran con una frase de promoción: “¡No coma helado, ni coma dona, cómase una melcocha que es más sabrosa!”.

Francisco ahora es conocido no solo por sus dulces, que fueron probados por Hugo Chávez y Nicolás Maduro, sino por su rol de actor en el casco histórico de la ciudad.

“Yo pensé que iba a trabajar con la melcocha hasta que Dios lo dispusiera así, hasta que ella misma me jubilara pues [risas]. Estas son sorpresas que le da la vida a uno y, como dicen en mi pueblo, después de melcochero ahora terminé siendo actor. Pero gracias a las melcochas he visto crecer niños en La Pastora que ahora son profesionales y exitosos”.

Aunque su timidez no le permite revelar su posición política, sus comentarios indican que concuerda con la gestión del Gobierno, pues a su juicio en el pasado no se interesaban en dar a conocer la historia de Venezuela ni el valor de los próceres.

“Me parece muy bueno que existan actividades como esta, porque es una forma de seguir manteniendo vivos a los próceres que lucharon por nuestra independencia. Esa es la idea: sacarlos de los libros y llevarlos a la práctica”.

Por su parentesco físico suele interpretar, de manera periódica, el papel de José Gregorio Hernández, hasta que la alcaldía decida incorporarlo a alguna obra teatral.

“Casi siempre me contratan en La Pastora y a veces en Barquisimeto, más que todo cuando José Gregorio cumple años. Allá me invita la Casa de la Cultura de Barquisimeto y en La Pastora la municipalidad. Parece que el año que viene sacarán un personaje de José Gregorio Hernández en la ruta histórica y me lo asignarán”.

Francisco asegura que lo que hace lo mantiene feliz, pues la venta de las melcochas es parte de su vida, con las que hace entre mil y mil doscientos bolívares diarios. Esto le da para vivir, aparte de que es reconocido en su pueblo como toda una celebridad. A pesar de ello, existen cosas que nunca pudo lograr.

“El sueño que nunca se me ha cumplido es casarme. Actualmente tengo pareja, pero no es  estable, siempre ha sido lo mismo. Me gustaría hacerlo en Capacho o en Caracas, pero ese siempre ha sido mi sueño”.

Francisco agradece la visita, regala uno de sus dulces y se da media vuelta rumbo a su casa, ubicada en Caño Amarillo, para descansar luego de un caluroso día caraqueño. Al día siguiente le espera más ventas de melcochas. Esta vez, solo en La Pastora.


1 comentario:

  1. Persona histórico importante en mi vida, de quien guardo excelentes recuerdo de cuando era un pequeña niña, cada tarde esperaba ansiosa escuchar esa famosa frase " MELCOCHITA CAPACHERA" y mi abuela si te portas bien te compro! DIOS lo continúe bendiciendo y le siga brindando mas días !

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