Como es típico de las vacaciones, esos días donde una puede dormir hasta tarde, pasa todo lo contrario. Hoy me levanté a las 7:30 y tengo una reunión a las 12. Tengo tiempo de sobra. ¿Qué voy a hacer para gastarlo?
Me cepillo, me baño, me visto, desayuno, me arreglo y aún me quedan 3.
Me pongo a ver Friends en la sala de mi casa mientras mi mamá me da lecciones de moral recordándome que la TV atrofia el cerebro y preguntándome cómo no me canso de repetir los diálogos. Yo la ignoro y me gasto otros 30 minutos antes de pasar a leer unas líneas de El Cementerio de Praga.
Me cepillo, me baño, me visto, desayuno, me arreglo y aún me quedan 3.
Me pongo a ver Friends en la sala de mi casa mientras mi mamá me da lecciones de moral recordándome que la TV atrofia el cerebro y preguntándome cómo no me canso de repetir los diálogos. Yo la ignoro y me gasto otros 30 minutos antes de pasar a leer unas líneas de El Cementerio de Praga.
Se me escapa un par de horas sin notarlo y decido salir 70 minutos antes para llegar con calma... Total, tengo tiempo de sobra.
No hay tráfico... Una gran sorpresa en Caracas, por lo que me voy a una plaza cercana a mi destino y me pongo a meditar.
Vuelvo en mí, veo los árboles, el cielo, le busco forma a las nubes, huelo la grama... veo el reloj.
Aún tengo tiempo suficiente para ir a mi reunión. En 6 minutos estoy en la puerta del estacionamiento y aunque hay un poco de cola, puedo esperar. Total, tengo tiempo de sobra.
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